Un momento importante, emocionante, lo preparamos con mimo, le damos vueltas, mil vueltas a qué pasará, cómo irá todo. La primera cita es sinónimo de primeras impresiones, primeros sentimientos, para bien o para mal, por eso es muy importante que seas tú mismo.
La mayoría de las veces nos esforzamos en ser simpáticos, risueños o incluso aparentar físicamente algo que no es así y, me refiero a esforzarnos o aparentar porque en estas situaciones creemos que nos irá mucho mejor si fingimos ser “majos”, si intentamos agradar a la otra parte. La manera de vestir, el peinado, el maquillaje… lo cambiamos drásticamente como si fuésemos a asistir a una boda sin darnos cuenta que lo que debemos proyectar es nuestra imagen habitual.
¿Quieres buscar una relación duradera? o simplemente caerle bien a alguien sin llegar más allá. Si buscas algo serio debes olvidarte de proyectar una imagen que no vas a poder mantener en el tiempo, puedes fingir o sacar el máximo de ti en alguna cita esporádica, si vais quedando cada semana o viéndoos casualmente 2 ó 3 veces en un mes, pero si eso llega a algo más al final tu verdadera personalidad sale a la luz, es imposible ocultarla aunque quieras eso está ahí, eres tú, forma parte de ti.
Por eso yo aconsejo que seas tú, despréndete de los disfraces interiores y exteriores, la naturalidad es lo primero, si todo funciona que sea por ti y no por un falso personaje que apenas sobrevivirá unos días.