Cuantos de nosotros en diversas ocasiones habremos dicho ¿ esto sólo me pasa a mí?
Momentos en los que uno no encuentra salida, todo nos va mal, nada nos sale como habíamos pensado o planeado, vamos, que todo funciona al revés y no sabemos por qué ni de qué manera salir de eso.
Muchas veces sólo es una circunstancia aislada en la que decimos de repente y a modo de “guasa” ¡sólo me pasa a mí! o ¡a mí me tenía que pasar!
Pero hay personas que de verdad toman esta frase demasiado en serio, la toman tan a pecho que su propia creencia hace que todo les vaya mal, nada fluye, la propia negatividad propicia ese estado de caos.
Respiremos profundo, contemos hasta tres y analicemos la situación. ¿cómo he empezado a ejecutar la acción? ¿qué ha pasado en este rato? ¿cómo ha terminado? ¿cómo he reaccionado?
Son preguntas que nos debemos hacer para ver como ha sido todo el proceso y qué ha fallado, nos podemos haber equivocado o quizás ha aparecido algo que no teníamos previsto y no hemos sabido reaccionar debidamente. No nos pongamos enseguida en lo trágico, pensemos, reorganicemos y volvamos a la ejecución, seguro que esta vez los resultados son diferentes.
Estas preguntas te las puedes hacer cuando una acción mecánica salga mal o por motivos personales puesto que todo tiene su proceso, sea la situación que sea y en ese tiempo o transcurso de la acción o acciones debemos encontrar lo que ha fallado.
Si la situación es más personal que mecánica está muy bien que una persona ajena a la situación os haga ver el fallo, así que recurrir bien a una persona de confianza o a un coach como es mi caso, veréis cómo la respuesta siempre estaba en ti y no la encontrabas.