Así a primera vista parece un título un poco pretencioso, pero si no se lleva a un grado muy elevado es bueno para nosotros.
Este es el comienzo, todo empieza aquí, el amor a uno mismo. El quererse aporta decisión ante lo nuevo, da felicidad, optimismo ante la vida, seguridad, hace que no nos rindamos ante nada, que nos atrevamos a dar el paso para cumplir nuestras metas sin miedos. Si de alguien no nos podemos separar es de nosotros mismos, es bueno analizarse, ver lo positivo que tenemos y explotarlo al máximo. Si es cierto que todo esto puede derivar en un amor a uno mismo muy elevado, algo que tampoco es bueno porque hace que no veamos nuestros defectos, todo siempre en su justa medida.
Quererse a sí mismo requiere aceptar que también tenemos defectos, no hablo simplemente de lo físico, hablo de aspectos de nuestra personalidad que debemos analizar para mejorar o ver si realmente nos impiden alcanzar ese amor.
Todos deberíamos conseguir decir: Sí, me quiero a mí mismo con mis defectos y mis virtudes que me hacen ser único, especial y ese conjunto de cualidades me hará conseguir todos mis objetivos y ser feliz.